jueves, 12 de noviembre de 2020

Ya que no se puede Viajar, Meditemos...



La codicia:

La codicia, como la define el neurobiólogo Ignacio Morgado en su libro “Emociones corrosivas” es un afán excesivo de dinero y riquezas (productos lujosos). Pero lo peor es que ahí no termina la cosa: también se puede codiciar el éxito social, poder, sexo, protagonismo, etc. El abanico de la codicia es amplio y generoso. A esta emoción corrosiva han acudido los grandes pensadores para referirse a ella.
La personalidad del codicioso es un cóctel explosivo. Por su espíritu socialmente competitivo, está motivado a conseguir cosas a expensas de los demás y a su deseo de tener más se une la FRUSTACIÓN por no conseguirlo. Es EGOISTA y siente ENVIDIA al comparar lo que tiene con lo que tienen otros. No es de extrañar que con todo esto el codicioso suela sentirse insatisfecho con su vida al tener casi siempre la sensación de no poder controlarla y que tenga comportamientos irracionales, sobre todo cuando sus deseos no se cumplen.

domingo, 8 de noviembre de 2020

Cuando se cierra la casa de Los Abuelos


Uno de los momentos más tristes de nuestras vidas llega cuando se cierra para siempre la puerta de *la casa de los abuelos* , y es que, al cerrarse esa puerta, damos por finalizados los encuentros con todos los miembros de la familia, que en ocasiones especiales cuando se juntan, enaltecen los apellidos, como si de una familia real se tratase, y llevados siempre por el amor a los abuelos, cual bandera. 

Cuando cerramos *la casa de los abuelos* , damos por terminado las tardes de alegría con tíos, primos, nietos, sobrinos, padres, hermanos, e incluso, novios pasajeros que se enamoran del ambiente que allí se respira. 

Ni siquiera hace falta salir a la calle, estar en *la casa de los abuelos* es lo que toda la familia necesitaba para ser feliz. Los reencuentros en navidad, regados con el olor a pintura fresca cual incienso, con música de fondo, las tertulias, que cada año que llegan piensas si será la última vez. Cuesta aceptar que esto tenga fecha límite, que algún día todo estará cubierto de polvo y las risas serán un recuerdo ido de tal vez tiempos mejores.